SEÑOR DE LOS MILAGROS
ORACIÓN (1)
Amadísimo Señor de los Milagros, hasta tu presencia he venido para confiarte nuestros problemas y nuestras dolencias.
Con la misma fe de la mujer que se acercó para tocar el borde de tu manto y que fue curada porque creyó, así nosotros nos postramos ante ti y te decimos desde el fondo del alma: "Señor, si quieres puedes curarnos". Tú sigues obrando maravillas
y sanando los enfermos, porque Tú has asumido nuestras debilidades y cargado nuestros sufrimientos.
Concédenos, pues, la gracia que hemos venido a implorarte.
(Pausa de silencio para expresarla gracia que se pide).
Sabemos bien que tu corazón se conmueve al vernos tan afligidos y desorientados, como ovejas que no tienen pastor.
Tú eres nuestro buen Pastor, el que ha dado la vida por las ovejas.
Tu victoria en la muerte y en la resurrección es la mejor garantía para nuestra victoria sobre todo lo que tiene
la marca del pecado, es decir, el egoísmo, la injusticia, la violencia, el dolor y la muerte.
Que tu Espíritu santificador nos haga partícipes del triunfo sobre el mal y testigos de la novedad de vida en el amor.
Misericordioso Jesús crucificado, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias Que seamos protegidos con tu bendición constante, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
ORACIÓN (2)
Señor de los Milagros, te presentamos el homenaje de nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.
Creemos en ti, hijo de Dios, hermano y salvador nuestro. Confiamos en tu bondad y poder. Queremos amarte siempre,
cumpliendo tus mandamientos y sirviéndote en nuestros hermanos.
Te damos gracias porque nos amas, nos atraes con tu imagen, nos acoges en tus brazos, nos guías con tu palabra
y nos brindas tu perdón.
Señor de los Milagros, te consagramos nuestras familias, consérvalas en armonía; nuestras casas,
ilumínalas con tu presencia; nuestras alegrías, santifícalas con tu amor; nuestras dolencias, remédialas con tu misericorida;
nuestro trabajo, fecúndalo con tu bendición.
Señor de los Milagros, te imploramos la firmeza en la fe, la fidelidad a tu iglesia, el don de la paz y la gloria eterna.
Madre del Perpetuo Socorro, recibe esta plegaria y preséntala a tu divino hijo.
Amén
ORACIÓN (3)
Cristo Morado, a ti venimos en procesión, porque sólo tú tienes palabras de vida eterna, eres el único salvador
del mundo ayer, hoy y lo serás siempre.
Al inicio del tercer milenio que hemos comenzado, queremos Señor responder con generosidad al llamado
del Papa Juan Pablo II, a remar “mar adentro”, con el entusiasmo de la nueva evangelización; proclamándote a ti,
la buena nueva antigua y siempre joven y vigente, con nuevo ardor, métodos y nuevas expresiones.
Señor de los Milagros, llévanos a contemplar tu rostro en compañía de Santa María. Concédenos una conversión
profunda y sincera, que es reconciliación de vida nueva, y ayúdanos a ser santos, porque no hay mayor tristeza e irresponsabilidad para los tiempos que nos ha tocado vivir, que la de no trabajar ardorosamente para nuestra santidad. Renueva en
tu amor nuestras parroquias, nuestras comunidades religiosas, para que sean casas y escuelas de oración y de comunión.
Que sepamos escuchar y anunciar así la palabra de vida, con un corazón generoso, como la Virgen María. Señor de los Milagros, ayúdanos a descubrir la acción misericordiosa en nuestras vidas, sobre todo en el sacramento de la reconciliación.
Suscita en nuestras vidas el asombro eucarístico, porque en la eucaristía tú estás realmente presente.
Señor de los Milagros, bendice nuestras familias para que como verdaderas iglesias domésticas sean auténticos cenáculos
de amor y santuarios donde la vida sea amada, protegida y defendida desde la concepción hasta la muerte natural.
Señor de los Milagros, toca los corazones de los jóvenes, para que se comprometan generosamente con nuestra Iglesia.
Haz que nuestra archidiócesis se vea bendecida con el aumento de nuevas vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa.
Señor de los Milagros, apóyanos en nuestros esfuerzos por construir un país más justo y reconciliado. Haz que brillemos
por nuestro amor hacia los más pobres, por nuestra solidaridad con los enfermos, ancianos, explotados; haz que brillemos
Señor por nuestra capacidad de perdonar al que nos ofende.
Señor de los Milagros, te encomendamos a nuestros enfermos, a nuestros ancianos, a nuestros niños. Que en todos nuestros esfuerzos, sepamos cooperar activamente con tu gracia, porque sin ella nada podemos; nos alienta el saber que contamos
con tu compañía, fuerza inspiradora y consoladora para nuestro camino.
Nos alienta saber que contamos con el impulso de tu espíritu, como en Pentecostés, que nos impulsa hoy a caminar
animados por la esperanza en no defraudarte.
Nos alienta saber que contamos con la guía y protección maternal de María, que nos acompaña en este camino como
aurora luminosa y guía segura.
Nos alienta saber que contamos con la ayuda de nuestros santos peruanos, de Santa Rosa de Lima, de San Martín de Porres,
de Santo Toribio de Mogrovejo, de San Francisco Solano, de San Juan Macías, y de la beata Sor Ana de los Angeles.
El ejemplo y la intercesión de vida de ellos son indicación para que hagamos florecer en el Perú de hoy una nueva oleada
de santidad, que transforme nuestra sociedad y haga presente en ella la ansiada civilización del amor.
Señor de los Milagros, que nuestra Iglesia peregrine y te encuentre porque sólo tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Así sea.
Amén
Texto cortesía del Arzobispado de Lima (Perú)