DIVINO MAESTRO
I
Jesús, divino Maestro, te adoramos como Palabra encarnada, el enviado del Padre para enseñar a los hombres las verdades que dan la vida. Tú eres la verdad, la luz del mundo, el único Maestro; sólo tú tienes palabras de vida eterna. Te damos gracias por haber encendido en nosotros la luz de la razón y de la fe, y habernos llamado a la luz de la gloria.
Nos adherimos con toda nuestra mente a ti y a la Iglesia; creemos y aceptamos cuanto por su medio nos enseñas.
Muéstranos los tesoros de tu sabiduría, danos a conocer al Padre, haznos auténticos discípulos tuyos. Aumenta nuestra fe, para que lleguemos a contemplarte eternamente en el cielo.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
II
Jesús, divino Maestro, te adoramos como al amado del Padre, único camino para llegar a él. Te damos gracias porque te has hecho nuestro modelo; nos has dado ejemplo de santidad e invitado a todos a seguir tu mismo camino. Te contemplamos en los
diversos momentos de tu vida terrena; dócilmente nos ponemos a tu escuela, abrazamos todas tus enseñanzas y rechazamos
toda actitud que no sea conforme a la tuya. Atráenos a ti, para que busquemos únicamente tu voluntad, siguiendo tus huellas y renunciando a nosotros mismos. Acrecienta en nosotros la esperanza activa y el deseo de asemejamos a ti, para que al final
de la vida podamos poseerte por toda la eternidad.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
III
Jesús, divino Maestro, te adoramos como unigénito de Dios, venido al mundo para dar a los hombres la vida en toda su plenitud. Te damos gracias porque, muriendo en la cruz, nos has merecido la vida, que nos comunicas en el bautismo, y alimentas en la
eucaristía y los demás sacramentos. Vive en nosotros, Jesús, por la fuerza del Espíritu Santo, para que te amemos con toda
la mente, con todas las fuerzas y todo el corazón, y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Aumenta en nosotros el
amor para que un día, resucitados a la vida gloriosa, participemos contigo en el gozo de tu reino.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
IV
Jesús, divino Maestro, te adoramos presente en la Iglesia, tu cuerpo místico y sacramento universal de salvación. Te damos gracias por habernos dado esta madre infalible e indefectible, en la que tú sigues siendo para los hombres camino, verdad y vida.
Te pedimos que los no creyentes se acerquen a su luz inextinguible; que vuelvan los que se han apartado de ella, y todos nos unamos en la fe, en la esperanza y en el amor. Fortalece a la Iglesia, asiste al Papa, santifica a los sacerdotes y a cuantos se han consagrado a ti. Jesús Maestro, hacemos nuestro tu anhelo: que haya un solo rebaño y un solo pastor, para que todos nos reunamos en tu reino glorioso.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
V
Jesús, divino Maestro, te adoramos con los ángeles que cantaron el motivo de tu encarnación: «Gloria a Dios y paz a los hombres».
Te damos gracias por habernos llamado a compartir tu misión. Enciende en nosotros la llama de tu mismo amor al Padre
y a los hombres. Llena de ti todas nuestras facultades; vive en nosotros para que te demos a conocer a través del apostolado
de la oración y del sufrimiento, de los medios de comunicación y de la palabra, del ejemplo y de las obras. Envía buenos
obreros a tu mies; ilumina a los predicadores, maestros y escritores; infunde en ellos el Espíritu Santo; dispon las mentes
y los corazones para que lo acojan.
Ven, Maestro y Señor, enseña y reina por medio de María, nuestra madre, maestra y reina.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
Texto cortesía de www.devocionario.com
Jesús, divino Maestro, te adoramos como Palabra encarnada, el enviado del Padre para enseñar a los hombres las verdades que dan la vida. Tú eres la verdad, la luz del mundo, el único Maestro; sólo tú tienes palabras de vida eterna. Te damos gracias por haber encendido en nosotros la luz de la razón y de la fe, y habernos llamado a la luz de la gloria.
Nos adherimos con toda nuestra mente a ti y a la Iglesia; creemos y aceptamos cuanto por su medio nos enseñas.
Muéstranos los tesoros de tu sabiduría, danos a conocer al Padre, haznos auténticos discípulos tuyos. Aumenta nuestra fe, para que lleguemos a contemplarte eternamente en el cielo.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
II
Jesús, divino Maestro, te adoramos como al amado del Padre, único camino para llegar a él. Te damos gracias porque te has hecho nuestro modelo; nos has dado ejemplo de santidad e invitado a todos a seguir tu mismo camino. Te contemplamos en los
diversos momentos de tu vida terrena; dócilmente nos ponemos a tu escuela, abrazamos todas tus enseñanzas y rechazamos
toda actitud que no sea conforme a la tuya. Atráenos a ti, para que busquemos únicamente tu voluntad, siguiendo tus huellas y renunciando a nosotros mismos. Acrecienta en nosotros la esperanza activa y el deseo de asemejamos a ti, para que al final
de la vida podamos poseerte por toda la eternidad.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
III
Jesús, divino Maestro, te adoramos como unigénito de Dios, venido al mundo para dar a los hombres la vida en toda su plenitud. Te damos gracias porque, muriendo en la cruz, nos has merecido la vida, que nos comunicas en el bautismo, y alimentas en la
eucaristía y los demás sacramentos. Vive en nosotros, Jesús, por la fuerza del Espíritu Santo, para que te amemos con toda
la mente, con todas las fuerzas y todo el corazón, y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Aumenta en nosotros el
amor para que un día, resucitados a la vida gloriosa, participemos contigo en el gozo de tu reino.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
IV
Jesús, divino Maestro, te adoramos presente en la Iglesia, tu cuerpo místico y sacramento universal de salvación. Te damos gracias por habernos dado esta madre infalible e indefectible, en la que tú sigues siendo para los hombres camino, verdad y vida.
Te pedimos que los no creyentes se acerquen a su luz inextinguible; que vuelvan los que se han apartado de ella, y todos nos unamos en la fe, en la esperanza y en el amor. Fortalece a la Iglesia, asiste al Papa, santifica a los sacerdotes y a cuantos se han consagrado a ti. Jesús Maestro, hacemos nuestro tu anhelo: que haya un solo rebaño y un solo pastor, para que todos nos reunamos en tu reino glorioso.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
V
Jesús, divino Maestro, te adoramos con los ángeles que cantaron el motivo de tu encarnación: «Gloria a Dios y paz a los hombres».
Te damos gracias por habernos llamado a compartir tu misión. Enciende en nosotros la llama de tu mismo amor al Padre
y a los hombres. Llena de ti todas nuestras facultades; vive en nosotros para que te demos a conocer a través del apostolado
de la oración y del sufrimiento, de los medios de comunicación y de la palabra, del ejemplo y de las obras. Envía buenos
obreros a tu mies; ilumina a los predicadores, maestros y escritores; infunde en ellos el Espíritu Santo; dispon las mentes
y los corazones para que lo acojan.
Ven, Maestro y Señor, enseña y reina por medio de María, nuestra madre, maestra y reina.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
Texto cortesía de www.devocionario.com